Mis recuerdos de la Navidad

Por segundo año consecutivo me pierdo las entrañables Navidades con mi familia en Toledo.

Son cosas que con el tiempo seguro que dejan de doler -con suerte dolerán menos- pero siempre que en una pequeña pausa del día a día se me cruza por el pensamiento la memoria de lo que está pasando en estos momentos a miles de kilómetros de distancia, siempre se me ablanda el corazón.  Son muchos los recuerdos que año tras año han marcado mis fines de año (y los últimos de Willow también).

¿Cuáles son los esos recuerdos?  Muchos, aquí van algunos en orden más o menos secuencial.

Recuerdo el Portal de Belén que montábamos en la entrada de casa (antes de la reforma) con su musgo, tierra, papel de Albal para hacer un rio.  La cómoda de la entrada era tan alta que yo a penas llegaba a colocar figuritas, e imagino que serían mis padres los que montaban el grueso de la operación.

Recuerdo los días en los que toda la familia se quedaba a dormir en nuestra casa a las afueras de Toledo.  Sobre todo me acuerdo de que como único niño me encantaba la oportunidad de jugar con mi tio José Luis que era el que por alguna razón se quedaba conmigo hasta tarde jugando al Misterio después de mucho dar la tabarra yo al todos para que jugasen conmigo.

Recuerdo muchas tardes/noches de esos días de fin de año paseando por Madrid.  Algunos de ellas de compras con mis padres, otras en el fútbol, baloncesto o cine porque las vacaciones del colegio nos dejaba con muchas tardes libres que disfrutar en familia.

Recuerdo las comidas y cenas siempre magníficas y opulentas, tanto en los alimentos como en su presentación, que mi Madre ha preparado todos los años de manera incansable y con una aparente facilidad pasmosa.  Recuerdo también todos los amigos con los que las hemos compartido (Don Juan, Domingo, Rosa y Susana entre otros), que siempre nos han acompañado para completar nuestra pequeña familia.

Recuerdo como hace unos años, y después de pedirle a mi Madre que me buscase un anillo de su gusto y delante de toda la familia pedí a Willow que se casase conmigo esa noche de año nuevo, para luego irnos a pasear y disfrutar de nuestros planes en la fria noche Toledana.

Recuerdo esos días de Reyes (no creo que Papa Noel llegase hasta unos años más tarde) en los que la anticipación de los regalos me despertaba bien pronto, para encontrarme con el salón de comedor lleno de regalos que mi Madre había salpicado con mensajes de los Reyes Magos (que si te tienes que portar mejor, que si hay que estudiar un poquito más …)

Dentro de poco recordaré que estas dos últimas Navidades nos las hemos perdido por la mejor de las razones que está a punto de llegar.

Felices Fiestas a todos, desde California os echamos mucho de menos.